El hedonismo actual bien entendido

Lamentablemente, a día de hoy la filosofía se nos está escapando de las manos, dicha disciplina desde hace muchos años está sufriendo unos batacazos terribles en la educación. De esta forma, si eliminamos la Filosofía de las aulas, eliminaremos a la vez el pensamiento crítico y la curiosidad de saber más en la gente joven.

Se oye muy a menudo la típica frase de “los jóvenes son el futuro”, pues bien, si borramos una asignatura tan importante como lo es la Filosofía del programa educativo, les estamos quitando a los jóvenes su futuro, haciendo de esta manera que estén abocados al fracaso intelectual y personal.

¿Por qué digo personal? Por una simple razón, la filosofía no solo ayuda a cultivar el intelecto de un individuo, sino que también ejerce un papel fundamental de ayuda en las vidas personales de cada uno de nosotros. No obstante, llevar la filosofía con nosotros en nuestro día a día no significa que tengamos que caer en el tópico de “filosofía de vida” ligada a un contenido vacío o inconsistente. No debemos confundir a la Filosofía como disciplina con la filosofía de la barra de un bar en el que te añaden en los sobres de azúcar escritos motivadores para enfrentar tu nuevo día. Eso no te ayuda a enfrentar nada de tu vida, lo verdaderamente importante es poder aplicar tus conocimientos sobre distintos autores que hablaron acerca de preguntas de la vida y de la existencia humana a tu vida diaria. Y a raíz de aplicar esos conocimientos de dichos autores, puedes ir formando argumentos filosóficos propios. La clave está en llevar la filosofía a la calle.

Podemos anclar nuestra mirada desde Sócrates con su mayéutica que hace uso del diálogo como herramienta dialéctica para que el aprendizaje sea posible, pasando por Diógenes de Sinope con su “menos es más para ser feliz” y su autosuficiencia como ser humano sin depender casi de nada ni de nadie, sumergiéndonos de pasada posteriormente con Spinoza y su idea de que nuestra libertad se produce siempre por una causa o aterrizando en Maquiavelo para ver su gran apuesta por la multitud y la democracia.

Pero… ¿En nuestra vida diaria dónde puede estar situada la filosofía? Pues como ya he dicho anteriormente, en todas partes, todas las ideas anteriores de los diferentes pensadores las podemos aplicar a diferentes aspectos de nuestra vida en nuestra sociedad. Sin embargo, hay un ejemplo todavía más claro que nos dice que la Filosofía sí que nos ayuda a enfrentarnos sabiamente a los problemas de la vida: la popular enfermedad del COVID-19.

No hace falta irse muy lejos para comprobar que esta situación se nos está yendo de las manos. Gente en terrazas sin mascarilla, lugares de ocio a rebosar de gente sin ninguna medida de seguridad… Nos está ganando el disfrute del placer sobre el tener cuidado. Pero de lo que no nos estamos percatando es de que el virus no entiende de placeres ni de disfrute, sino que solo entiende de contagios y enfermedad.

Ya lo decía Epicuro de Samos, filósofo griego que fundó la famosa escuela helenística del epicureísmo. La cual nos diría que el placer es el fin que nos proporciona la felicidad, pero debemos ser conscientes de las consecuencias. Y es que, el hedonismo de Epicuro actualmente se malinterpreta con facilidad, pues tendemos a creer que debemos satisfacer nuestros placeres, sin importar la situación en la que nos encontremos.

Para Epicuro, el que disfruta de los placeres con moderación, evita el dolor. Es decir, si llevamos la filosofía de Epicuro a la práctica, se producirán muchos menos contagios y muertes por culpa del virus. Hagámosle caso y dosifiquemos nuestras ansias de volver a la normalidad, si es que alguna vez ha existido en nuestras vidas o simplemente ha sido una mera ilusión para nuestras mentes. No obstante, recordemos siempre que por mucho desprecio que reciba la filosofía, sin ella el mundo se para, quedándonos con simples cerebros huecos.