El apartamento o la vida en las cloacas

1. La noche del domingo 27 al lunes 28 de marzo se celebró la última gala de los Oscar en Los Ángeles. En el futuro se la recordará por el desagradable incidente entre Will Smith y Chris Rock. Pero a mí me dio por pensar en otro momento memorable ocurrido en otra ceremonia de los Oscar y cuyo protagonista fue un director español. El mes de marzo de 1994, hace 28 años, se celebró la ceremonia de entrega de los Oscar en el Dorothy Chandler Pavilion de los Ángeles. En aquella ocasión, Fernando Trueba recogió el Oscar a la mejor película de habla no inglesa por Belle époque, y sus palabras de agradecimiento incluyeron la siguiente dedicatoria: “Quisiera creer en Dios para darle las gracias, pero sólo creo en Billy Wilder, él es mi verdadero Dios. Gracias, Mr. Wilder”. La cosa no quedó ahí, sino que más tarde Wilder llamó a Trueba para felicitarle, y esto fue lo que le dijo: “Hola Fernando: soy Dios [desde que me nombraste en la ceremonia de los Oscar] la gente se arrodilla ante mí por la calle”.

2. Sin entrar ahora a valorar la solidez lógica de la dedicatoria de Trueba, y sin necesidad de convertir a Wilder en un dios, me parece que es indiscutible que nos encontramos ante uno de los mayores talentos de la historia del cine. Quizá no fuera la clase de genio visual que es Spielberg (¿quién lo es?), ni tenía el carisma y la habilidad de Hitchcock (¿quién la tiene?), pero realizó muchas películas que ya hubieran querido realizar cualquiera de los dos directores citados. El conjunto de películas rodadas por Wilder es de tal calidad que no palidece ante ninguna otra lista de películas rodadas por un mismo realizador. Recordemos algunas de las obras maestras realizadas por Wilder: Perdición (1944, no son muchas las películas de “cine negro” que estén a la altura de esta, ni ninguna actriz ha sido tan fatal como Barbara Stanwyck); Testigo de cargo (pocas películas de juicios son mejores que esta; pocos actores han interpretado a un abogado más astuto, entrañable a la vez que cascarrabias que el que interpreta Charles Laughton y qué bien está Marlene Dietrich sacrificándose por un hombre que no la merece); Con faldas y a lo loco (1959, ¿se le ocurre a alguien un mejor final de película?, ¿alguna vez estuvo mejor Marilyn?); y siguiendo con las comedias, no hay muchas mejores que Primera plana (1974, otra vez Jack Lemmon en esta ocasión junto a Walter Matthau), ni que 1, 2, 3 (1961, con James Cagney). Tres obras maestras absolutas de la comedia. Pero es que también rodó El gran carnaval (1951, con Kirk Douglas en el papel de periodista sin escrúpulos); Sabrina (1955, con Humphrey Bogart y Audrey Hepburn); La tentación vive arriba (Marilyn de nuevo, y esta vez protagonizando una de las secuencias más famosa de la historia del cine); El crepúsculo de los dioses (1950, con Gloria Swanson, William Holden y Eric von Stroheim); En bandeja de plata (1966, de nuevo con la pareja Lemmon-Matthau); Irma la dulce (1963, Lemmon con Shirley Mac Laine); o la estupenda y no siempre justamente valorada La vida privada de Sherlock Holmes (1970).

3. Y, por supuesto, El apartamento (1960, con Jack Lemmon, Shirley Mac Laine y Fred MacMurray). Esta es la película que vimos en el cine fórum de los alumnos y alumnas del Grado de filosofía de la Universidad de Zaragoza el pasado jueves 24 de marzo a las 19:15. Una película, ahora que hablábamos de los Oscar, que en su momento fue nominada a 10 estatuillas y ganó 5, incluidas las de mejor película, mejor director y mejor guion original. Oficialmente se la suele describir como una comedia romántica, quizá porque no sea concebible que no lo sea teniendo como protagonista a Lemmon y un final feliz al más puro estilo de Hollywood (¡OJO, SPOILER!: ella, la señorita Kubelik –Mac Laine– deja plantado a su amante, el señor Shed –MacMurray y corre al apartamento de él, C. C. Baxter –Lemmon después de darse cuenta de que un hombre que no quiere aprovecharse de ella la quiere de verdad y que por eso mismo ella le también le puede querer). Sin embargo, la comedia en esta película es como el blanco de la dentadura de un operario después de varias horas trabajando en las cloacas de una gran ciudad. Tan solo el talento narrativo de Wilder consigue evitar que lleguemos a darnos cuenta en algún momento de lo cubiertos que estamos de mierda, si bien todo el tiempo somos conscientes de que algo huele mal, aunque no precisamente en Dinamarca. Por momentos la sordidez de los altos ejecutivos que gobiernan la empresa de seguros en la que trabaja Baxter es insoportable. Aquellos, los ejecutivos, se aprovechan de la cobardía y de la ambición de Baxter para pedirle un día sí y otro también la llave de su apartamento (a cambio de un más que probable ascenso en la compañía) y así poder pasar allí el rato con sus conquistas de una noche o con sus amantes “regulares”, sin importarles que Baxter tenga que buscarse la vida ya sea Nochebuena, haga frío o calor, si llueve o nieva. Esa sordidez, decía, impide que veamos la película con la comodidad y el conformismo con el se ve una comedia. Lo cual no impide que haya unos cuantos fogonazos cómicos muy del estilo de Wilder (un ejemplo: Baxter escurriendo los espaguetis con una raqueta) que sirven para dar un respiro a sus espectadores. Volviendo al final, es posible que sea un final feliz hollywoodiense, pero solo en apariencia: no hay beso final ni pasión, no hay fuegos artificiales ni música épica, por decir algo: en el interior del apartamento la pareja protagonista retoma la partida de cartas que habían dejado a medias con anterioridad. Es posible que este final, digamos, amable, sirva para ahorrarnos el tener que darnos cuenta de lo cerca que hemos estado de ahogarnos en la cloaca, pero no nos deja limpios del todo.

4. Hace apenas un año o dos, en cualquier caso d. C. (esto es, después del Confinamiento), un buen amigo al que le gusta el cine tanto o más que mí y que no atravesaba un buen momento, me describió de esta manera lo que le pasaba: “Puede que no lo sepas, pero durante buena parte de mi vida fui como el personaje que interpreta Mac Murray en El apartamento. Ya sabes, un mujeriego que se aprovecha de su posición y que no siente remordimientos. Pero la vida no me deja irme sin pagar la cuenta. De un tiempo a esta parte me he convertido en C. C. Baxter, un mero espectador de la vida de los demás, pero en mi caso sin derecho a un final feliz.” Después de volver a ver la película por enésima vez, no puedo sino volver a sentir una inmensa pena por mi amigo, aunque eso no quiere decir que no pensara lo mismo que, en la película, le dice a Baxter su vecino médico creyendo, equivocadamente, que aquel es el protagonista de la juerga continua que tiene lugar en su apartamento: “You had it coming”; es decir: “te lo estabas buscando”. Pero también sentí pena por lo fácil que la vida puede empujar a cualquiera hacia un oscuro lugar al fondo del callejón de las almas perdidas (como en la última película de Guillermo del Toro). En otras palabras, Baxter se lo tenía igualmente merecido por su indolencia, por no poner en orden sus prioridades y por no defenderlas con valentía. Cuando por fin lo hace, alguien, la señorita Kubelik, reconoce su verdadera valía. Así que, ahora que lo pienso, quizá sí sea un final feliz después de todo.

15 comentarios en “El apartamento o la vida en las cloacas”

  1. Це дійсно чудова стаття. Ми були би раді запросити її автора виступити перед студентами університетів на відкритті міжнародної освітньої виставки. Захід має назву «Сучасна освіта України», проводиться в Києві і збирає щорічно більше 500 університетів з усього світу. Докладніше про виставку можна дізнатися в анонсі в якому зокрема зазначено що її організаторами є Міністерство освіти і науки України та відомий забудовник виставкових стендів компанія Карше

  2. Impacto mecanico
    Aparatos de balanceo: importante para el desempeno uniforme y productivo de las maquinas.

    En el entorno de la innovacion avanzada, donde la rendimiento y la estabilidad del aparato son de gran trascendencia, los dispositivos de balanceo juegan un papel esencial. Estos sistemas especializados estan desarrollados para calibrar y fijar componentes dinamicas, ya sea en dispositivos de fabrica, transportes de transporte o incluso en dispositivos domesticos.

    Para los especialistas en conservacion de equipos y los profesionales, manejar con equipos de balanceo es esencial para asegurar el desempeno uniforme y seguro de cualquier sistema rotativo. Gracias a estas herramientas tecnologicas sofisticadas, es posible disminuir sustancialmente las vibraciones, el sonido y la presion sobre los rodamientos, mejorando la duracion de piezas caros.

    Igualmente trascendental es el rol que tienen los dispositivos de equilibrado en la soporte al cliente. El ayuda profesional y el soporte constante empleando estos aparatos posibilitan brindar servicios de alta excelencia, mejorando la bienestar de los clientes.

    Para los responsables de emprendimientos, la contribucion en equipos de equilibrado y medidores puede ser importante para optimizar la eficiencia y productividad de sus aparatos. Esto es principalmente importante para los inversores que administran modestas y medianas negocios, donde cada punto importa.

    Tambien, los aparatos de ajuste tienen una amplia utilizacion en el area de la fiabilidad y el monitoreo de excelencia. Facilitan encontrar eventuales errores, reduciendo reparaciones costosas y perjuicios a los aparatos. Ademas, los datos recopilados de estos aparatos pueden emplearse para perfeccionar sistemas y aumentar la exposicion en plataformas de consulta.

    Las areas de aplicacion de los dispositivos de balanceo comprenden numerosas industrias, desde la produccion de vehiculos de dos ruedas hasta el seguimiento ambiental. No afecta si se considera de importantes fabricaciones manufactureras o reducidos establecimientos domesticos, los equipos de balanceo son fundamentales para asegurar un desempeno eficiente y sin riesgo de interrupciones.

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