[Historia]; Devenir.

La Historia, en diferentes momentos de la filosofía occidental, ha sido conceptualizada habitualmente como universal, oficial, acumulativa1, regida por un progreso lineal e infalible. En sus Tesis sobre la filosofía de la historia, Walter Benjamin criticó la fe ciega en el progreso generada por los discursos historicistas propios de la Ilustración (aquellos discursos que produjeron una naturalización de la Historia, un optimismo despreocupado en el curso necesario de los acontecimientos históricos en mejora progresiva). Así, en su Tesis XIII, caracteriza el progreso historicista como «un progreso de la misma humanidad (y no solo de sus destrezas y conocimientos), (…) inacabable (de acuerdo con la infinita perfectibilidad de la humanidad) (…) [y] esencialmente imparable (capaz de recorrer una trayectoria en línea o en espiral gracias a su propia inercia)»2. Posteriormente, como consecuencia de la crítica frente al historicismo, se producen maneras alternativas de interpretar el curso de los acontecimientos históricos, tanto desde su aplicación práctica, como sucede en el caso de Fernand Braudel, como desde el punto de vista filosófico, como ocurre con Gilles Deleuze y Félix Guattari.

Por un lado, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II3, una de las principales obras de Braudel, destacado historiador de la Escuela de los Annales, implicó una completa renovación de la historiografía, resaltando una división tripartita del tiempo histórico en larga, mediana y corta duración (dando mayor importancia al tiempo histórico de larga duración y relegando a un segundo plano la corta duración de los acontecimientos específicos, mayoritariamente destacados por las obras históricas pertenecientes al cánon teórico anterior). Por otro lado, Deleuze y Guattari también presentaron nuevas formas de abordar el problema de la historia en filosofía (atendiendo a las críticas anteriormente realizadas). La obra donde esto queda mejor reflejado es Mil Mesetas4, segundo volumen de su proyecto conjunto Capitalismo y esquizofrenia. Según Philippe Mengue, «la mutación que crea Mil mesetas implica la promoción del devenir y la relativización de la Historia, que como ciencia reina ha dominado la esfera antropológica desde su nacimiento hasta el presente»5. El planteamiento deleuzoguattariano se basa en la distinción entre el plano molar y el plano molecular6. El ideal moderno-ilustrado de la “historia universal”, que intenta abarcarlo “todo” estableciendo, sin embargo, constantes distinciones (con el objetivo de configurar una identidad basada en lo no-otro diferente a lo abyecto), pertenecería, según sus planteamientos, al plano molar. Deleuze y Guattari sostienen que debe abandonarse la Historia propia del plano molar (entendida como discurso pretendidamente totalizador y omniabarcante pero siendo, en cambio, necesariamente excluyente e identitario) en favor de los devenires específicamente moleculares. «Los progresos de la historia no tienen importancia más que en tanto resultan correlativos de devenires que desencadenan, o de los cuales resultan. No son nada sin el movimiento transversal que arrastra a dos dualidades, una y otra, en un devenir, donde lo único que importa es la línea de fuga. Los devenires (moleculares) no son la historia (molar): ellos son distintos a pesar de ser inseparables y coexistentes. Aquello que vale y es positivo, desde todos los puntos de vista, es el medio, el “Y”, el “Entre”. Todo crece (es activo, creativo) por el medio, esa es la ley de lo real como multiplicidad, como rizomática»7.

Manuel DeLanda recoge ambas visiones, tanto la de Braudel como la de Deleuze-Guattari, y las aplica en la que es, quizá, su obra más relevante: Mil años de historia no lineal8. DeLanda parte de que «todas las estructuras que nos rodean y forman nuestra realidad (montañas, animales y plantas, lenguajes humanos, e instituciones sociales) son el resultado de procesos históricos»9. Sin embargo, apoyándose en los autores que han sido mencionados anteriormente, deja claro que esa historia no es “la Historia” que conceptualizó Occidente durante la Ilustración, no es una historia lineal sino, más bien, una sucesión (interpretada de un modo no-cronológico) de devenires rizomáticamente conectados, confluyentes entre sí en diferentes puntos que no generan una progresión evolutiva hacia el equilibrio eterno de la especie (hacia el fin de la historia hegeliano). DeLanda sustituye el cánon histórico de la necesidad por la alternativa devenística de la contingencia. Escoge grandes periodos temporales (entre lavas y magmas, entre genes y biomasa, entre memes y normas)10, como hacía Braudel, y los analiza desde la especificidad molecular al modo deleuzoguattariano. Mil años de historia no lineal supone, en consecuencia, además de una buena comprensión de las críticas anteriores frente al historicismo progresivo-lineal, una continuación de aquellos planteamientos aplicándolos a la práctica filosófico-histórica. Supone, por tanto, un pensamiento molecular del devenir en oposición a la Historia molar que monopolizó la filosofía de la historia durante la Modernidad.

Notas

1. La noción de historia acumulativa hace referencia al progreso histórico constante en relación a la adquisición de valores humanos, morales, etc. Por el contrario, la historia estacionaria, vinculada habitualmente a pueblos indígenas, se entiende como todo lo contrario, el estancamiento del progreso. Esta visión identitaria basada en el distanciamiento de la alteridad, la otredad y la subalternidad genera discursos eurocéntricos y occidentalistas. Véase LÉVI-STRAUSS, C., “Raza y Cultura”, en Raza e Historia, Altaya, Madrid, 1999, pp. 37-104.
2. BENJAMIN, W., “Tesis XIII” de las Tesis sobre la filosofía de la historia, en MATE, R., Medianoche en la historia. Comentarios a las tesis de Walter Benjamin «Sobre el concepto de historia», Trotta, Madrid, 2006, p. 211.
3. BRAUDEL, F., El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, Fondo de Cultura Económica, México, 1953.
4. DELEUZE, G. & GUATTARI, F., Capitalismo y esquizofrenia (Volumen 2). Mil Mesetas, Pre-Textos, Valencia, 2020. 
5. MENGUE, P., “Conclusión: El devenir y no la historia”, en Deleuze o el sistema de lo múltiple, Las Cuarenta, Buenos Aires, 2008, p. 346.
6. Sobre los planos molar y molecular véase, fundamentalmente, DELEUZE, G. & GUATTARI, F., “1933. Micropolítica y segmentaridad”, en op. cit., pp. 273-305.
7. MENGUE, P., op. cit., p. 346.
8. DELANDA, M., A thousand years of nonlinear history, Swerve Editions, New York, 2000.
9. Ibíd., p. 11.
10. Esta división tripartita de clara influencia braudeliana supone la estructura formal de la obra de DeLanda. Su texto pretende analizar, desde una perspectiva filosófico-hermenéutica (donde la interpretación adquiere una gran relevancia), la historia (no la Historia; los devenires) geológica, biológica y lingüística ubicada entre los años 1000 y 1700.