La vida de los otros… y la nuestra

Una de las películas proyectadas en el Cineforum organizado por profesores y estudiantes de la carrera de Filosofía de Zaragoza fue La vida de los otros, dirigida en 2006 por Florian Henckel von Donnersmarck. Dicha película cuenta la historia de un espía del gobierno de la República Democrática Alemana, cuyo trabajo es averiguar si un escritor local conspira o no contra el régimen, posteriormente el espía se solidarizará cada vez más con la causa y vida del escritor. En el transcurso de la película se tratan varias cuestiones de las que no suelen dejar indiferente a nadie; como la censura, la empatía, las distintas concepciones que hay de arte y artista, por ejemplo. Sin embargo, hay un aspecto que se comentó repetidamente tras la sesión, hablo del constante control al que se somete a la población en regímenes como el mostrado en la película y lo hipócrita de la aplicación de este control. Hablo del abuso de poder que ejercen los altos cargos de las instituciones gubernamentales y como traicionan los principios que, se supone, defienden. Se nos muestra claramente la poca privacidad y la coacción a la que se veían sometidos los ciudadanos de este pequeño estado alemán pro soviético. Pero ¿A qué se debe dicho control? La finalidad está clara, pero las causas no tanto.

En la película vemos muchos ejemplos del control que sufrían los ciudadanos del régimen del que hemos hablado. De hecho, toda la historia gira en torno a una maniobra de espionaje realizada a un escritor. Dicho escritor, Georg, es espiado sin saberlo al tener instalados en su piso micrófonos mediante los cuales se registra su actividad. Las veinticuatro horas hay un agente del gobierno anotando lo ocurrido en su hogar. La razón de este control es la sospecha de que el escritor es de ideología contraria al régimen. La propia mujer de Georg es también controlada, aunque de una distinta forma. Ella sufre cierta coacción por parte de un alto cargo del gobierno que aprovecha la profesión de actriz de ella, le obliga a acostarse con él bajo la amenaza de no poder actuar si no lo hace. Así como el anterior era un ejemplo de control de la población con un fin político, este es un ejemplo de abuso de poder individual, hipócrita e irresponsable de cara a el bienestar del Estado. También podemos ver en la película otros ejemplos de control y chantaje, aunque se les dedica menos tiempo. Una vecina que presencia la instalación de los micrófonos en la casa del escritor es amenazada para no decir nada. También el espía protagonista se encuentra en cierta ocasión en un ascensor con un niño que le cuenta despreocupado como su padre desprecia a la policía especial de la República Democrática Alemana, a nuestro espía le sale instintivamente preguntarle al niño el nombre de su padre, para tomar medidas al respecto.

Pero, dejando de lado algunas motivaciones egoístas de algún que otro alto carago ¿Cuál es la razón por la que se ejerce dicho control? La finalidad, evidentemente, es perpetuar el dominio de un régimen. Pero ¿qué es lo que los ha llevado a tener que servirse de herramientas tan popularmente mal vistas para ello? Tal vez sea cuestión de convencer. En regímenes democráticos el objetivo es dar espacio a distintas corrientes que “combatirán” electoralmente para prevalecer. Otros sistemas, en cambio, se fundamentan en una sola ideología y la entienden como la única posible. Esta rigidez poco o ningún espacio deja a la crítica, esta es la razón por la que se ejerce el control ejemplificado en la película La vida de los otros. ¿Cuál es la razón por la que microfonan el piso del escritor? Evitar que ponga en cuestión la legitimidad del régimen. La ideología en la que se fundamenta el sistema no tiene por qué convencer a todos, sin embargo, el buen funcionamiento de dicho sistema es imposible sin la colaboración de los ciudadanos. Por ello, a quien no está convencido se le “convence” mediante métodos algo drásticos. De hecho, que se de cierta hipocresía por parte de los altos cargos dentro de este tipo de regímenes es fruto de la no convicción de estos. Se encuentran en una posición ventajosa y la aprovechan, pero les es indiferente la ideología a la que en un principio deberían estar respondiendo.

La película La vida de los otros es un gran ejemplo del que nos podemos servir en múltiples cuestiones, en este caso destaco las relativas al control y a las motivaciones que puede haber para ejercerlo. Dicho control es fruto de un mal estatus epistémico de la ideología en la que se fundamenta una sociedad. Los sistemas democráticos en cambio ceden cierto espacio a la pluralidad para evitar tener que convencer forzosamente a nadie, aunque tengan otros defectos…

25 comentarios en “La vida de los otros… y la nuestra”

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